Los médicos tenemos no solo la responsabilidad del diagnóstico como el pronóstico y tratamiento del paciente sino también la de identificar sus expectativas de modo que si son razonables porque no satisfacerlas y si son excesivas acotarlas desde un principio.
El médico no limita y mucho menos suprime la participación del paciente más bien le concede conocimiento, objetividad, imparcialidad y capacidad esta actitud es producto del reconocimiento pleno a su autonomía. Con el principio de autonomía se reconoce el derecho del paciente a tomar decisiones en base a sus principios, expectativas y valores, el ejericios de la autonomía supone personas competentes y libre de coacciones en la toma de decisiones dicha información debe ser proporcionada en términos comprensibles para el paciente.
En conclusión hoy en día los médicos hemos adquirido nuevas responsabilidades inscritas en el marco del reconocimiento a su dignidad humana como consecuencia de la reflexión ética.
“No me trates como a un boyero ni como a alguien que cava la tierra, sino, que después de ilustrarme me tendrás presto a obedecerte”
Aristóteles ( 384 – 322 a.c.)
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